domingo, 26 de febrero de 2012

En busca de la auténtica Tailandia, en buena compañía


…siempre se vuelve a Bangkok…

Y como ya os dijimos en otra entrada, siempre vuelves a Bangkok, para coger un avión, o para ir a otra parte. Tras la negativa de “the corresponding mininster” en Myanmar y no poder salir por tierra, el vuelo más barato que pudimos conseguir nos trajo de nuevo a Bangkok, con otros 28 días de visado para visitar el norte de Tailandia y alguna cosilla más que nos espera o, mejor dicho, que esperamos, por esas tierras asiáticas.

Lo dicho, de nuevo en Bangkok y en los cuchitriles de siempre, degustando barato Pad Thai y visitando embajadas para obtener información de próximos destinos (a ver si alguien adivina que viene después del norte de Tailandia), comiendo pollo frito y con una gran vida social, pues aunque ahora no coincidimos con conocidos, si que conocemos a más gente con la que pasar horas muertas y compartir una cerveza Chang. Pero tan solo un par de días son suficientes para visitar el Weekend Market, dar un paseo en barca por un canal y querer salir corriendo de aquí, pues el calor ya ha llegado y el aire es irrespirable. Compramos un billete de tren por 15 baths y junto a nuestro nuevo amigo Mauro, argentino residente en Barna, nos vamos a visitar la antigua capital del Reino de Siam, Ayutthaya.


Más bicis y más templos

Pues eso, que aquí toca pillar bicis y volver a visitar templos. Nuestra nueva monotonía. Y alguno/a pensará: estos H.P. dicen monotonía a estar viajando y darse paseos en bici entre preciosos templos… ¡pero que desfachatez! Estamos totalmente de acuerdo. Ya van cuatro meses de viaje, India, Myanmar y el sur de Tailandia a nuestra espalda. Nuestra “monotonía” es esto, visitar templos, coger trenes o autobuses, descubrir playas, conocer gente de todas partes y de lo más peculiar, quedarnos un día en la Guest House leyendo o sin hacer nada, pensar a donde vamos a ir mañana y comprar billetes a lugares que un tiempo atrás estaban tan lejos que parecían inalcanzables. Así que justo en el momento en el que somos conscientes de nuestra vida actual, nos damos cuenta lo afortunados que somos y saboreamos la recompensa del esfuerzo realizado para estar aquí diciendo “pues si, bonito templo… otro más… creo que ya sufro de templitis…”. Visitamos Ayutthaya, disfrutamos de las cerves y las conversaciones con Mauro y seguimos nuestro viaje al norte. Próxima estación Chiang Mai, de nuevo tren nocturno y en butaca… otra de estas nochecitas que pueden ser geniales o una completa mierda, pero la ilusión de llegar a Chiang Mai es distinta, pues sabemos que allí encontraremos algo que hasta ahora no hemos vivido en este viaje…


Compartiendo el norte de Tailandia

Probablemente, después de las playas y las islas del sur, el destino más popular de Tailandia sea la capital del norte, Chiang Mai, y sus alrededores, sobre todo la antigua colonia hippie de Pai, así como las montañas y la jungla que se extienden desde la frontera con Myanmar hasta Mae Sariang. Y esto lo sabemos porque hemos ido, no porque lo hayamos leído en la guía y, lo más importante, lo que nos diferencia sobremanera de todas las hordas de turistas que circulan en moto por estos lares, bebiendo Chang y Leo y haciendo el farang, es que la mañana del 12 de febrero de este, nuestro año 2012 y 2555 para los thais, Amanda y Águeda aterrizaron en el aeropuerto de Chiang Mai, convirtiéndose en la primera visita que recibimos… nadie podrá comprender la ilusión que nos hacía y lo felices que nos han hecho (superando el grado de felicidad que da el no trabajar y vivir para viajar). Pues si, llegaron y la sensación, después de más de cuatro meses solos fue increíble. Tener noticias de eso que llamábamos casa, conversaciones, risas y, sobre todo, compartir con alguien a quien ya conocíamos antes del viaje nuestra nueva vida y nuestras experiencias es brutal. Por si fuera poco, entre otras cosas, vinieron con lo siguiente:

-      -  Un cabecero de lomo;
-       - Cuatro cuñas de queso;
-       - Un salchichón ibérico;
-       - Un chorizo (al más puro estilo Paco Martínez Soria);
-       - Tres bandejas de jamón;
-  - Chocolate, nocilla, un ejemplas de El Jueves y muchas más cosas de esas que aquí no disfrutamos.

A ver quién lo supera… creo que no teníamos tantas ganas de que llegase alguien desde los Reyes Magos del 86… y no es para menos. Y es que las madres nos cuidan incluso estando en la otra punta del planeta ¡gracias madres por este regalo de Reyes!

El caso es que al venir Águeda y Amanda por un plazo reducido de tiempo, nos comprometimos a planear un calendario de festejos y actividades, contra nuestro instinto de quedarnos en una cabaña comiendo como cerditos, para que aprovechasen al máximo su estancia. Y la cosa quedó algo así:

Llegan a la capital cultural y tras un almuerzo como no hemos tenido en mucho tiempo, hay que ver templos y visitar y comer en un mercado thai, para que se empapen del ambiente del país antes de empezar a hacer el guirufo… poco más porque tantas horas de viaje exigen un descanso y los días venideros vienen fuertes. Continuamos con una excursión campestre para visitar pueblitos, una cascada y, tras una buena comilona, disfrutar del aliento y las babas calentitas de un elefante, mientras el susodicho animal nos pasea por el campo durante un rato. Que gozada montar estos bichos y que partida de rabadilla oír gritar a nuestras amigas cada vez que su elefante se refrescaba, salpicándolas de moquillo y barro. Por si fuera poco, al decir alguna de ellas que parecía baba de caracol, a los thais encargados de los elefantes les hizo gracia la palabra y comenzaron a canturrearla… La jornada lúdico-deportiva terminó con un rafting sobre cañas de bambú, con un barquero que disfrutaba como un niño lanzándonos al río y haciendo chocar la barca con las piedras. Pocas veces nos hemos reído tanto en el viaje. Tras la ducha de este día comenzó lo que para Javi ha sido una tortura pero para Esther, Águeda y Amanda ha sido la mayor gozada: los mercaditos. Cuantas horas entre puestos de ropa, artesanía y chorraditas. Como echaremos de menos esos agudos regateos de Amanda y esos ojos desquiciados de Águeda en cada puesto de ropa…

Pero al margen de los mercaditos, dejamos Chiang Mai y nos dirigimos hacia Pai, donde una bonita cabaña cerca del río nos sirvió de base para explorar las cascadas, los bosques, las increíbles aguas termales y los pequeños poblados de los alrededores. Amanda demostró su pericia en la conducción, siempre y cuando la moto no se deslizase hacia atrás en una cuesta arriba… esto no se le da bien, bueno, no se le da bien a nadie, y terminó como terminó… con la primera croqueta de nuestras intrépidas amigas… Por las noches, más mercadito. Menos mal que nuestro amigo y vecino Diego, residente en Guadalajara (la de México), hizo compañía a Javi en esos duros momentos.

Para rematar el recorrido turístico por estas tierras y antes de volver a Chiang Mai, donde nuestras visitantes causaron auténticos estragos en el Sunday Market, nos dirigimos a Mae Hong Son, para seguir disfrutando de la paz de las montañas y visitar los poblados de refugiados birmanos, especialmente a las archiconocidas Longneck o Mujeres Jirafa. Y bueno, pues visitarlas está bien, llama la atención… pero ya podrían disimular y hacer como que viven su vida mientras los turistas hacemos fotos, pero no, directamente se ponen en sus puestecitos y la visita a este pueblo es visitar otro mercadito, eso si, pagando… Un amable monje de un templo a la entrada del pueblo demostró la amabilidad de la gente de la zona invitándonos a pasar al monasterio, ofreciéndonos agua y charlando un ratito con nosotros. Amanda y Águeda ya habían conocido la amabilidad y simpatía de las gentes de la zona, cuando unos días antes un anciano nos invitó a conocer su casa, a pesar de no hablar absolutamente nada de inglés, ya os podéis imaginar nuestro nivel de thai… El día habría estado bien de haber sido eso, pero todo tiene un antes y un después. El antes fue la segunda croqueta con la que nos deleitaron nuestras amiguitas… del mismo modo, en moto, pero esta vez cruzando un río, compitiendo con las mujeres jirafa en su terreno al visitar su mercado-pueblo completamente empapadas…

El después lo marcó la parada improvisada en un árbol caído sobre un río y la aparición de un elefante con su adiestrador, que pedo como iba, ofreció a las chicas un paseo por el río en su elefante. Esther no se lo pensó ni un segundo y disfrutó de la experiencia de montar sobre la cabeza del animal. Increíble. A Javi solo le ofreció un cigarro… no siempre es una ventaja ser hombre y así equilibramos fuerzas animales tras la cantidad de veces que Javi vio a nuestra amiga la tortuga en Koh Tao.

Y todo lo bueno se acaba y mientras más bueno es, antes se termina… y nuestras amigas tienen que volver a casa. Las acompañamos a Chiang Mai para que arrasasen en los mercaditos, disfrutamos de las últimas Chang y nos quedamos tristes, pensando en la próxima etapa y cuando y donde será la próxima visita. Los pocos días con Águeda y Amanda han sido geniales. Nunca los olvidaremos. Nunca ovidaremos lo bien que os habéis portado con nosotros. Esta vez nos sentimos afortunados, pero no por poder vivir viajando, si no por poder compartir un pedacito de nuestra aventura con vosotras. Nos habéis traído viveres, cosas útiles y noticias de la gente, pero sobre todo, nunca olvidaremos el regalo más especial, el deseo que pedimos soltando un globo de papel en el templo de Mae Hong Song. Gracias por la visita y por ser como sois…




Interlude

Nos quedan días en Tailandia. Hemos disfrutado de las islas, de Bangkok y del tranquilo y bonito norte en compañía. Tenemos un vuelo para el próximo 4 de marzo y la obligación de volver a Bangkok para tramitar un visado. Vamos a buscar algo menos turístico y entretenernos tranquilamente mientras pasan los días, calurosos y lentos, mientras planificamos que vamos a hacer en marzo y abril. Un billete de autobús nos deja en Phrae. ¿Qué hay en este lugar? Pues poco la verdad, pero lo poco que hay es increíblemente distinto. Aquí no hay turistas extranjeros, los precios son muy bajos, la gente increíblemente amable y las visitas turísticas dejan bastante que desear. Disfrutar de lo que hay es lo que estamos aprendiendo a hacer. Phrae ha demostrado que los thais, cuando no están cansados del turismo, son tan simpáticos y amables como los que más. No nos querían cobran en el cyber, te vuelves del mercado con media sandía que una señora te ha regalado y por el camino te paras a hablar con un par de personas que te saludan, te preguntan y te dan la más estupenda de las sonrisas. No hay cascadas ni grandes templos, solo gente sencilla que te hace disfrutar de las cosas del día a día.

Dejamos Phrae porque tenemos otra cita. Y es que la vida social en Tailandia no se agota. Quedamos en Lop Buri, como el que queda en el bareto de la esquina, con Cristina, amiga de Esther de toda la vida que viene a pasar un tiempo en estas tierras tras agotar su visado en India… esto huele a más cervezas y risas, mientras esquivamos las hordas de monos de la histórica ciudad de Lop Buri…



Monos y conversaciones indias

Los trenes de Tailandia siempre llegan tarde, salvo que llegue de madrugada. Llegamos a Lop Buri con cinco horas de retraso en un trayecto de seis. Los días que siguieron los dedicamos a las memorias Indias, pues Cristina llegaba directamente de pasar 3 meses allí. Comparar nuestras visiones del país, reírnos de las graciosas anécdotas que se dan con sus gentes, de las cosas extrañas y cotidianas de este país que da para tanto. Confirmamos lo que tantas veces habíamos hablado, hay tantas indias como viajeros que la visiten y, las sensaciones que cada uno obtiene divergen y convergen de la forma más extraña y absurda inimaginable… India es India.
También hubo momentos para la desidia, para tomar cerveza y compartir los últimos restos de chorizo y queso, para descansar y ver monos por toda la ciudad, para planificar la siguiente etapa y descansar. Dos tranquilas jornadas hasta que Cristina y su amiga pusieron rumbo a Chinag Mai y nosotros nos dejamos caer hacia el sur, lentamente y con más retraso, en otro tren de tercera clase.


Corrientes circulares en el espacio

Y terminamos esta entrada como la empezamos, en Bangkok. Ya decíamos que siempre se vuelve aquí, aunque ahora teníamos pocas ganas, ya que la única motivación era tramitar un visado. Llegamos a la estación de Hua Lampong, Esther vuelve a devorar unos muslitos de pollo frito y regresamos a nuestro cuchitril de Kao San Rd. (donde las chanclas de Esther permanecen y, si no sabes de que hablamos es que aún no has visto la sección de “esto no es serio…”).  Volvemos a desayunar en el bar de siempre donde a Esther la reciben con un abrazo y volvemos a disfrutar de compañías, ahora de Kazuhiro, nuestro joven amigo Japonés. El calor no es del todo insoportable y los días van pasando, ansiosos. Cuatro noches y cinco días, así como un par de visitas al consulado nos separan de otro viaje dentro del viaje.
Pero antes de decir a donde vamos, un resumen. La ruta original pasaba por salir de Myanmar hacia el norte de Tailandia, para cruzar en diagonal hasta Camboya, de ahí a Vietnam y a Laos, desde donde volveríamos a Bangkok para coger un vuelo a Kuala Lumpur. Pero los planes cambian y el rumbo se desvía mucho más al este. La noche del tres al cuatro de marzo, volaremos hacia Manila. Comienza la odisea de las islas, comienza el lento divagar por esta parte menos transitada del sudeste asiático, para ir volviendo hacia el oeste. El visado nos abre la puerta a dos o tres meses en Filipinas. Tras Filipinas, Borneo e Indonesia. Sabemos cuando empezamos pero no cuando terminaremos. Llega la hora de perdernos en playas, islas, selvas y volcanes. Las últimas horas en Tailandia, el país que nos ha hecho disfrutar de su gastronomía, sus paisajes, sus playas y de su gente pasan despacio. No es para menos, tenemos una cita con Butandin y estamos ansiosos…


7 comentarios:

  1. Desde luego no podiais relatar mejor el viaje!!! Lo mismo digo, gracias por ser unos guias tan magnificos y aguantar nuestras cosas occidentales...

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    1. Bueno, y ahora ya nos dejamos de peloteos, ¿cuándo vas a volver a vernos?

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    2. si por mi fuera..... cogia el avion mañana mismo. de momento ya he convencido a mi amiga virginia de lo del curso de buceo....por algo se empieza

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    3. perdona cosas occidentales las tuyas,yo estaba en perfecta armonia con el entorno solo me compre 4 pantalones...jajajajj

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  2. Hola chicos!!!! me alegro de veros disfrutar tanto y de esos super regalos de los reyes magos!!!! supongo que os han sentado más que bien! Deciros que a pesar de ser mi primer comentario, os seguimos... y envidiamos y nos traeis mucho, muchos recuerdos!!!
    1001 petons, recuerdos de Ariadna, que tiene muchas ganas de conoceros y de Xavi.
    encar

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  3. Como me alegro de que os lo esteis pasando tan de puta mare. Tengo ganas de veros ya!

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  4. Jajaja, vaya ego que tienen los blogeros... Tan "diferentes" de las "hordas de turistas" y de los "farangs" xD
    Ui qué alternativos que son...

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