Esto no es serio...

En el siguiente apartado pretendemos que os asoméis a la ventana de lo absurdo, cuasi irreal, que puede llegar a ser este mundo. No esperéis cosas serias ni profundas porqué, como hemos dicho, esto no es serio...


Caso nº 4. Las cosas del lenguaje.


Si de alguna persona nos han hablado en Filipinas es de un tal "Magilan". Al poco comprendimos que se referían a Fernando de Magallanes que, en palabras de los propios filipinos, descubrió Filipinas. Resulta que si, en algún momento fuimos colonizadores de medio mundo, me lo dijo el profe de historia una vez. Pero después de que los norteamericanos nos ganasen por la manga estas bonitas islas y extendiesen su "cultura", no quedó más que la religión y algunas palabras, como ya os contamos en la entrada del blog. Usan algunas palabras que nos resulta divertido y, hemos llegado a ver en la carta de un restaurante platos como "carne tapa" o "pata jamon", que nada tienen que ver con lo que nosotros entendemos por tapa o jamón. El caso es que de vez en cuando te encuentras curiosas coincidencias, la que nos ocupa, en una panadería, concretamente unas galletas. Os dejamos la imagen y que juzguéis vosotros mismos en que han quedado más de trescientos años de colonización...





Caso nº 3. Historia de dos pares de chanclas.


Las maltrechas chanclas de Javi
Recordamos con cariño aquel día en el Decathlon cuando encontramos unas bonitas chanclas por dos euros cada una. Nos reímos pensando cuantos lugares iban a pisar pero, desde el principio, sabíamos que todo tiene un fin... y unas chanclas de dos euros no van a ser una excepción. Y el principio del fin para las chanclas de Javi llegó pronto. En apenas un mes la goma esa que se mete entre el dedillo empezó a salirse. Pero la pela es la pela y Javi se negó a cambiarlas. Cuando,  semanas después, camino de coger un tren en Goa, la chancla derecha se negaba a cumplir su función, Esther reía al ver a Javi medio descalzo y decía: "nada nada... si seguro que llegan a Tailandia...". Pero las horas pasadas viendo McGuiver no fueron en vano, y con un cacho de alambre, no solo llegaron a Tailandia, si no que recorrieron las playas de Koh Tao, de Kho Payam y las calles de Bangkok. No era cuestión de abusar y tras adquirir otras por un euro y medio, las dejamos, a modo de homenaje, en las escaleras de una cochina guest house de Kao San. Digno final para tan fieles compañeras.
¡Viva McGuiver y sus enseñanzas...!
Pero eso no es todo, pues también las chanclas de Esther corrieron un final incierto cuando, tras salir de la cena en nuestro restaurante preferido de Koh Tao, alguien se las virló dejando a cambio una imitación barata... pero el espíritu de ese calzado que anduvo por toda la India se mantuvo... y recorrieron el sur de Tailandia y toda Myanmar, muriendo dignamente en Yangón, antes de dejar el país. Pero la ironía del destino quiso que volviésemos a la misma y cochina guest house, no hace falta decir donde quedaron las chanclas de Esther. Un minuto de silencio por nuestras fieles compañeras.


Caso nº 2. Colas de indios.

Ejemplo de cola mixta
Todo el mundo ha hecho alguna cola. Todo el mundo hace colas a menudo. Pero no como los indios. Para ver una cola de verdad, auténtica y genuina, hay que ir a lugares selectos en las fechas y horas indicadas. Y no hay nada como entrar al metro de Nueva Delhi, con cientos de indios en fila, muy pegaditos los unos a los otros, y esperar a que llegue tu turno y un policía te toque amablemente para comprobar que llevas explosivos, armas o vacas bajo la ropa. Parece serio pero estar picha-culo en la fila para esperar que te toque un tío con bigote cambia tu forma de ver el mundo. Pero tal vez, la mayor y más increíble cola jamás vista, solo pueda ser divisada en el magnífico Taj Majal durante un fin de semana en Diwali (una festividad hindú de lo más concurrida). A las pruebas gráficas nos referimos. Juzgad vosotros mismos:


Ejemplo de cola "solo para mujeres"
Disfrutad también de este magnífico documento: http://vimeo.com/34090275




Caso nº 1. Cierre de la frontera Indo-Pakistaní desde Attari.


Soldados machotes demostrando virilidad ante los Pakis
Al caer el atardecer, engalanados soldados a ambos lados de la frontera comienzan un ritual que culmina con la bajada de la bandera de ambos países. Hasta aquí todo correcto. Lo mejor es cuando empiezan a proferir gritos, un animador se encarga de gritar por un micrófono "INDIA" consiguiendo que centenares de indios que se sientan en las gradas colindantes al paso fronterizo griten de entusiasmo, animando a su país y abucheando a Pakistan, del mismo modo que se hace (con menos asistentes) en el lado Pakistaní. Los soldados avanzan corriendo y dando patadas, con un tremendo derroche de testosterona. Todo acaba en la inusitada competición de ver quién baja la bandera el último. Pensar que por el conflicto de Cachemira se están matando y que ambos países han desarrollado armamento nuclear te evoca una pregunta: "¿cómo narices han llegado a esto?".