martes, 9 de agosto de 2011

Un día te levantas, vas a trabajar, vuelves a casa y confirmas un vuelo de “solo ida” a Delhí. El viaje ha empezado.
Y digo que ha empezado y es que las semanas van pasando y haces el esfuerzo por no caer en la más absoluta de las desidias esperando a que empiece el mogollón, como si todo fuese relativo. Y es que casi todo lo es. Las frases como “...ahora no vamos a plantar un árbol por que nos vamos en x meses...”, “...paso de empezar esto porque total, nos vamos ahora mismo... ya lo hacemos a la vuelta...”. Todo va girando, cada vez más, sobre el hecho de perdernos durante un tiempo en Asia. Nombres como Calcuta, Bangkok, Java, Ganges, Hanoi, Sumatra empiezan a ocupar neuronas, los preparativos empiezan y empiezas a organizarlo todo mientras algo se va apoderando de ti. Posiblemente los movimientos intestinales fruto de los nervios o de que nuestro sistema digestivo sabe lo que está por llegar y empieza a quejarse antes de retorcerse sobre si mismo y curarse en picante.
Con una idea del recorrido, con infinidad de cosas rondando la cabeza y una mezcla de ansia y expectación van pasando los últimos días antes de nuestro viaje, el primero que sabemos cuando y como empieza, pero no como y cuando va a terminar... hasta entonces, os echaremos de menos, amigos, familia y embutidos. Así que esperamos poder despedirnos como es debido de todos y cada uno.

Punto 0: Rancho Coves, Matola