lunes, 6 de agosto de 2012

¡Civilización!

 
IMG_4532Tras dos meses en esta parte de Indonesia, cuando llegas al aeropuerto de Kuala Lumpur y te subes en un bus que recorre autovías de tres carriles, mientras divisas edificios altos e iluminados, cuando llegas al hotel y te das una ducha con agua caliente y la gente entiende algo de inglés, lo único que te viene a la cabeza es: “¡que bien! ¡civilización!. Y no es que en Indonesia sean poco civilizados, ni mucho menos, pero desde luego que echábamos algunas cosas de menos. En otro nivel, Kuala Lumpur esperaba con otras dos cosas que también echábamos mucho de menos: amigos y queso. Paco y Ester nos esperaban en Chinatown junto con la bolsa del Mercadona y unos paquetitos de jamón y queso, algo que desde Tailandia y la visita de Águeda y Amanda no habíamos disfrutado. Llegamos tarde y la tertulia nos hace acostarnos a horas a las que ya no estamos acostumbrados.

En Kuala Lumpur poca cosa, organizarnos las próximas semanas, un paseo por las Torres Petronas y volver a disfrutar de la comida malaya (o del conjunto de platos indios, chinos, tailandeses y demás que la componen). Todo eso en un día. Cogemos las mochilas, nos metemos algo de comida india al estómago tras desayunar con jamón y queso y nos subimos a un cómodo autobús hacia el parque nacional más famoso del país, Taman Negara.

 
El bosque más antiguo del planeta

IMG_4579Y ni más ni menos, eso es Taman Negara. Posiblemente la selva tropical más antigua, con árboles enormes, insectos y muchos bichos que no se ven pues, como gran atracción turística que es, se esconden de los muchos turistas que recorremos sus bien señalizadas sendas. Nos ubicamos en un pequeño bungalow en un bonito jardín, nos ponemos las zapatillas y un poco de repelente y nos internamos en la jungla. Tras unas horas llegamos al famoso Canopy Walk. ¿Qué no lo conocéis? ¡Pero si es super famoso! A lo mejor no tanto como David Bisbal pero es la principal atracción del parque. Unos cientos de metros de pasarelas colgadas de los árboles a una alturaIMG_4567 más que considerable. Como Indi y Tapón huyendo del señor calvo que arranca corazones, cruzamos de árbol en árbol disfrutando de la panorámica de la selva y de estos arbolacos centenarios. Pateamos y sudamos como cochinillos con la humedad inhumana de Malaysia hasta que llega la hora de la duchita y de la cena en compañía, algo a lo que nos ha costado muy poco acostumbrarnos.

Otro día más de trekking en el que el bicho dominante comienza a ser la sanguijuela, ese pequeño gusano ávido de sangre que, para Ester (sin h es nuestra amiga visitante para diferenciar), supone una más que buena razón para dar media vuelta. Esther y Javi continúan un poco más entre la vegetación por la bonita senda, parando de vez en cuando a quitarse a alguno de esos bichos. Lo mejor fue que a la vuelta, Javi quiere bañarse en el río y, al quitarse la zapatilla, descubre un manchurrón de sangre y a una de estas criaturillas gorda como una longaniza que se ha puesto las botas con su sangre. En las pelis de Chuk Norris parecen peor de lo que son.
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Perhentian Islands

Otra atracción de primer orden en Malaysia peninsular son estas dos islas, rodeadas de coral y bonitas playas. Con un alojamiento bastante marrullero pero con una oferta gastronómica grandiosa, nos ubicamos en la Pulao Perhentian Kecil, en Coral Bay, junto con Marina y Gabriel, dos ibicencos que están finalizando un viaje de un año. Y vuelven, para Esther y Javi, los chapuzones en busca de corales y peces de colores, para Paco y Ester, las aguas de estas islas empiezan a descubrir el encanto de las playas tropicales, bordeadas de jungla y salpicadas de corales y todas esas cosas.IMG_0684 Hacemos snorkel y preparamos buceo. Nuestros amigos ibicencos, Paco y los dos servidores nos vamos a la primera inmersión, muy bonita, pero con una visibilidad bastante mala, por lo que dejamos el resto de inmersiones para otro día. Por la noche una tormenta tropical, de esas con fuertes vientos y grandes cantidades de agua y truenos y relámpagos y tal y tal, provoca lo que vamos a llamar la “pequeña y cabrona maldición del visitante”. Atentos estén los próximos que vienen a vernos. Si en el norte de Tailandia, Amanda y Águeda descubrieron el suelo tailandés tras sus dos croquetas en moto, Paco y Ester vieron pasar su vida por delante cuando un arbolaco se les caía encima al comienzo de la tormenta. La única desgracia es que Paco perdió una chancla, que después recuperó, en la huida ante la amenaza. Cuando lleguemos a Bali pondremos una vela en un templo hindú para proteger de tamañas desgracias a nuestras próximas visitas, de todos modos no estaría mal que se trajesen una pata de conejo o algo así.

IMG_0731Incidentes y anécdotas a parte, volvemos a meternos en el agua para bucear en el Sugar, un barco carguero hundido de 90 metros de largo. La visibilidad, lejos de mejorar, está mucho peor. Poco más o menos, un metro de visión, así que no disfrutamos mucho de la panorámica del barco, pero deviene en una inmersión más difícil, por la poca visibilidad, y con una carga de encanto bastante chula. Moverse entre los hierros y las distintas partes del barco con tan poca visibilidad te recuerda a las pelis de terror y a los documentales de La 2. Terminamos orgullosos de lo bien que lo hemos hecho en un dive tan complicado, un poco apenados por no haber visto bien el barco, pero muy contentos por el rollo misterioso que ha tenido la inmersión. Como bucear aquí es muy barato, decidimos ir a ver una zona, al otro lado de la isla, más sencilla pero con mejor visibilidad. Nos pasamos más de una hora a 10-12 metros buscando bichos y Paco se bautiza con los tiburones al divisar un tiburón de arrecife de punta de aleta negra (estupendo pues en el snorkel ya había visto un par de tortugas pero los tiburones que vimos se le habían escapado).

Y poco más que hacer, Nos despedimos de Gabri y Marina, que comienzan las escalas de vuelta a su isla. Nos zampamos un plato de macarrones o una barbacoa de sepia, según apetencias, empaquetamos y nos vamos a la península para buscar otra isla, en esta nuestra monotonía de recorrer islas paradisiacas.
 

Las cosas de Kapas

Dudamos entre ir a Tiomán, donde sabemos hay buen buceo, pero que está muy lejos, o a la más cercana y menos conocida Kapas. Para ahorrarnos horas de bus y barco, optamos por Kapas. Tras comer en un mercadillo local, llegamos rápidamente a esta isla, a pocos kilómetros de la costa. De Kapas podemos decir que es tranquila, solo unos pocos alojamientos, que es bonita, con su jungla y playas de arena fina.IMG_4678 Pero también extraña. Muchos alojamientos están cerrados por el Ramadán, hay tan solo tres restaurantes y muchas playas vacías. El royo en esta isla es que los guiris, llegan a un par de estos alojamientos, caros en general para lo que ofrecen (por no hablar de la comida) y en los que parece que vienen a pasar unos días, o unas semanas, sintiéndose hippies. El resultado es un aspecto sectario que no nos termina de convencer. Menos mal que uno de los restaurantes, llevado por un malayo bien majete, satisface a nuestro estómago por un precio no abusivo (que no barato).




IMG_0787Lo mejor de Kapas es que tiene unas playas preciosas, no hay mucho coral, lo que las hace muy buenas para poder bañarse con una buena profundidad. Y una vez que te metes bajo el agua, la ausencia de coral deviene en pocos peces. Pero que pocos peces. Vimos alguna tortuguita, varias rayas y muchas sepias de cambiantes colores. Pero sobre todo, lo que más vimos y de más cerca fueron los tiburones, los Black Tip Reef Sharks de Kapas tienen un buen tamaño, de más de un metro algunos (lo que es bastante para esta especie), y no le tienen demasiado miedo a los bañistas, por lo que gozamos de verlos nadando muy cerca nuestra. Una pasada, por cantidad de estos bichos y por lo bien que los vimos.


Y de nuevo toca partir. Paco y Ester se lamentan de lo rápidas que están pasando sus dos semanas en Malaysia y, en un abrir y cerrar de ojos, nos vemos en un bus nocturno de vuelta a Kuala Lumpur. IMG_4686
 

Vuelta a la ciudad

Llegamos temprano, el 30 de julio. Nada más bajar del autobús, a las 5 de la madrugada, le cantamos el cumpleaños feliz a Ester y nos vamos a disfrutar de un café con los pastelitos que ella y Paco compraron la tarde anterior. IMG_4774Encontramos una barata y confortable guest house y tras una ducha, nos vamos a uno de los parques de la ciudad, a ver mariposas y orquídeas. Al final Esther y Javi deciden no entrar a ver las mariposas por considerar abusivo el precio de la entrada. Y es que van muchos meses en Asia y hay cosas que no nos molan. Cabe decir que en Malaysia, los precios de entrada a parques como Taman Negara o el de las Perhentian son casi ridículos, y nos choca la diferencia de filosofía de la ciudad. Paco y Ester disfrutan de los colores de las mariposas y tras una visita al jardín de orquídeas nos vamos a comer un plato de macarrones a la carbonara, deseo de la cumpleañera al que no nos oponemos. Paco nos invita a la comida y de vuelta a “casa” compramos una tarta de chocolate para celebrar como es debido el cumpleaños de Ester. Cantamos la canción, hacemos las fotos y nos zampamos la tarta como es debido. Solo queda salir por la tarde-noche a toma una cerveza, algo que Javi y Esther no hacían desde Filipinas (imaginad el efecto que produce una caña tras más de tres meses de abstinencia cervecera). Una buena cena en Little India cierra la jornada de cumpleaños y nos vamos a dormir que estamos hechos polvo.

Al día siguiente nuestros visitantes se nos adelantan en la nueva etapa, volando a Bali. Esther y Javi se van a rememorar los tiempos indios a las Batu Caves, en las afueras de Kuala Lumpur, donde los devotos hindús de la zona han construido una serie de templos en las cuevas. El lugar es espectacular. IMG_4811Muchas cosas nos recuerdan a India, pero con la diferencia de que aquí no hay un millón de indios por metro cuadrado, todo está limpio y nadie se quiere hacer fotos con nosotros. Otro feedback indio vuelve por la tarde cuando, descansando en la guest house oímos campanas y trompetas. Pensamos que será del templo hindú que hay cerca y no nos equivocamos. Volvemos a disfrutar, de la forma más inesperada, de un Aarti o Puja hindú. Volvemos a rememorar las fuertes emociones que el subcontinente despertaba en nosotros. Queda tremendamente lejos para nosotros pero como ya os podéis imaginar, viajar a India es mucha tela y siempre deja huella.

Sobre Malaysia y Kuala Lumpur no hemos dicho mucho. La verdad es que, bien por el aspecto mucho más moderno o europizado, bien por no haberle dedicado tanto tiempo como a otros países, Malaysia se nos queda un poco insulso. Hemos visto cosas espectaculares. No cabe duda de que es un destino increíble y muy accesible, tanto la península como Borneo, pero algo nos falta. Tal vez sea la gente, que a pesar de ser muy simpática y atenta, no tiene el encanto de los filipinos o los indonesios. Tampoco encontramos una cultura característica malaya, como pasa con los Tais. Malaysia es un mezclote de gentes. IMG_4778En Sarawak muchos chinos, en Sabah, chinos, filipinos, indonesios e indios. En la península y, sobre todo en la capital, el mezclote cultural es muy bestia. Igual que en los menús de los restaurantes, en las calles de Kuala Lumpur se mezclan indios (hindús y musulmanes), chinos de las distintas oleadas que han ido llegando a Malaysia, monjes budistas, musulmanes de lo más moderno a lo más tradicional, occidentales, etc. Es imposible saber de donde viene nadie, es casi imposible saber si una persona determinada es malaya, inmigrante, turista o lo que sea. Es una mezcla de todas las gentes, religiones y culturas asiáticas, llegadas de todos los rincones del continente para prosperar en la única ciudad o el único país que ofrece tantas (o más) oportunidades que la vecina Tailandia y su capital. Nos vamos con ganas de haberle dedicado más tiempo, como muchas otras veces, sobre todo a Kuala Lumpur, donde estamos seguros que se pueden descubrir muchas cosas que con pocos días no podemos encontrar. Pero toca volver a Indonesia, donde nos esperan Paco y Ester, otra vez, y donde esperaremos a Cachi antes de ir al norte de la isla. Toca hacer lo que todo el mundo quiere hacer en agosto, ir a Bali, así que nos ponemos el traje de turista y nos vamos a todo el meollo del turismo playero. Igual nos estamos volviendo locos de tanto comer arroz, pero allá vamos, el 1 de agosto, ni más ni menos, que a Bali, a Kuta, al epicentro de viajes de novios y vacaciones playeras de “todo incluido”. Os prometemos seguir siendo fieles a nuestra filosofía y no permanecer en guirilandia ni un minuto más de lo imprescindible. Pero por encontrarnos con nuestros amigos no tiene precio y, no nos engañemos, seguro que lo vamos a disfrutar. Pues lo dicho, nos vemos en Bali.
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1 comentario:

  1. Kaixo pareja!!!

    Como echamos de menos esa comida Malaya y ese jamon y queso!!
    A quemar los ultimos cartuchos!!

    Muuuxu desde la siempre conflictiva Cachemira!!!

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